El cementerio Jardines del Recuerdo es uno de los íconos de la CDMX y su área metropolitana. Fundado hace 53 años, en 1971, el panteón ocupa uno de los predios más grandes de la ciudad: el monumento que lo identifica, las manos orando, es incluso más alto que el Cristo del Corcovado, de Brasil, y puede ser visto desde muy lejos.
Cuando sus fundadores lo abrieron Jardines del Recuerdo llegó muy a tiempo para ayudar a desahogar la saturación que ya se empezaba a tener en el resto de los panteones metropolitanos por lo que rápidamente se volvió famoso y tuvo un éxito comercial casi de inmediato: hoy en día, más de medio siglo después, puede decirse que prácticamente todos los capitalinos tenemos ahí enterrado a un deudo. Por lo que también era justo y necesario que se hiciera algo a favor de la imagen de tan célebre camposanto: un producto que todo mundo conoce a pesar de que poco o nada se ha hablado de él en los medios.
Y el destino quiso que esa agencia fuera OZ, la central de ideas de nuestro amigo Héctor Pallares.
Por su parte, Héctor Pallares es uno de los creativos de más larga y exitosa trayectoria de la publicidad mexicana: él hizo en su momento la campaña de “Haz Sandwiches Bimbo”, que revivió a una marca para convertirla de nuevo en un éxito de ventas.
Jardines del Recuerdo, como todos los cementerios, ofrece fosas individuales, de dos en dos o lotes de 4 espacios. Y ahora está lanzando su Jardín Ecológico compuesto por pequeños espacios en medio del bosque, en donde se colocan las cenizas del difunto en una urna biodegradable y luego se siembra un árbol que crecerá al poco tiempo.
De esta manera se está devolviendo a la sociedad capitalina algo que nos está haciendo mucha falta otra vez: el contacto con la naturaleza y todo lo que ello significa. Algo que va muy acorde con el eslogan que ya propuso nuestro amigo “La vida después de la vida“.