La última semana de júbilo de este año trascendió que Anheuser – Busch InBev, propietario de la marca de cerveza Bud Light en EU, tuvo que despedir a no pocos de sus empleados debido a la pérdida del liderazgo de dicha marca por el fracaso de la campaña publicitaria con el transgénero Dylan Mulvaney: a la gente no le gustó esa publicidad y simplemente optó por dejar de comprar Bud Light y se fue con Modelo Especial.
¿Y la agencia?
Bien gracias: desde abril pasado la también dueña de Budweiser no ha podido realizar una buena campaña de publicidad que le ayude a recuperar los millones perdidos en ventas…. ¿pues en dónde tiene la cabeza?
Sucesos como estos nos llevan a concluir, una vez más, que existe una crisis de creatividad en los grandes corporativos, que siguen creyendo que todo va a resolverse con I.A., (como McDonald’s) cuando lo que se necesita son neuronas y prontitud en la respuesta.