En el marco de la LXV reunión del Patronato y Comité Directivo del Consejo de la Comunicación, Óscar Rosado Jiménez, Presidente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), presentó a empresarias, empresarios y líderes empresariales el estudio “Salud y estrés financiero”. Los resultados del análisis buscan que las empresas apoyen a sus colaboradores en la medición de su salud financiera y en la adopción de mejores hábitos de ahorro.
José Carlos Azcárraga, Presidente del Consejo de la Comunicación dijo que, para mejorar la calidad de vida de las y los colaboradores, así como en las empresas, es fundamental que se tenga una buena salud financiera, y esta se logra sumando esfuerzos con instituciones que trabajan con pasión y claridad en lo que buscan, como lo hace la CONDUSEF.
Azcárraga señaló que el estrés financiero afecta de manera importante la salud mental de las personas, y expresó el compromiso por parte del Consejo de la Comunicación para difundir la importancia de la salud financiera al interior de las empresas y con la sociedad.
Por su parte, Rosado Jiménez subrayó que la clave para una buena salud financiera comienza con la educación en el uso de productos y servicios financieros desde una edad temprana. Según la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (ENSAFI) 2023, el 35% de la población con estrés financiero reportó haber experimentado algún malestar físico como ansiedad, tristeza, irritación, frustración, dolor de cabeza y/o falta de sueño.
El 48.4 % de los encuestados dijo sentir preocupación de que las deudas se acumulen y 16.1 % consideró que su nivel de deuda era alta o excesiva. La Ciudad de México, Coahuila y Quintana Roo, son los estados con mayor salud financiera, mientras que Zacatecas y Guerrero reportan los índices más bajos.
Óscar Rosado, destacó la importancia de la educación financiera en los jóvenes y adultos así como crear políticas públicas a favor del tema.
El evento concluyó con un llamado a la acción para que individuos, familias, el estado y el sector privado colaboren en mejorar la salud financiera de la sociedad, a través de herramientas educativas y productos financieros que impulsen el bienestar económico a largo plazo.