Como una prueba más de que el Nuevo Reglamento de Publicidad Exterior en la CDMX está bastante completo, dentro de sus considerandos se encuentra el caso de los “anuncios de vía pública considerados parte del patrimonio urbano de la ciudad”… ¡indimoder! No doy crédito.
Porque, además y de inmediato, el reglamento de marras procede a explicar de qué se trata la definición y lo que hay que hacer, desde el punto de vista legal, para que todo esté en orden. Por lo que pude entender, se trata de aquellas estructuras a las que el padre tiempo convirtió en antigüallas hasta trasformarlas en un punto de referencia. Porque de que las hay, las hay.
Si mi memoria no me falla, en la esquina de Revolución y la Avenida Jalisco, en Tacubaya, existió durante décadas un anuncio de ese tipo, al que la gente se refería “donde está el anuncio de Calzado Canadá“. De paso servía que la estructura del caso estuviera adosada a la fachada del Edificio Hipódromo, considerada como una joya arquitectónica y tesoro urbano de esta metrópoli: la gente NO recordaba al inmueble. Siempre tenía en la boca a Canadá
Fue un logro por los siglos de los siglos que mucho me agradaría repetir: esa era publicidad de la buena.