Dando muestras de un emprendedurismo digno de mejor causa, el Capítulo Ciudad de México de la COPARMEX llevó a cabo su primer desayuno de prensa, el primero del año para la fuente de negocios, el martes 10/01/23. Y todo lo que le pudo haber salido bien se fue al caño por andar contratando a improvisados. Mis amigos saben que no acostumbro asistir a dicho tipo de eventos, pero en esta ocasión lo hice porque me considero amigo de Armando Zúñiga Salinas, actual presidente de la COPARMEX en esta ciudad en donde, literal, el Metro se está cayendo a pedazos.
De entrada, todo iba de maravilla: el lugar, la terraza de Lofton, empresa consultora y anfitriona, estuvo de lujo. Asistieron, fácil, mas de 150 colegas de diversos medios, que disfrutaron de un delicioso desayuno. Y quienes mas le entraron fueron la compañeras, las chicas de la fuente, que se sirvieron unos platos mas copeteados que en un hotel de Acapulco. Y así, con la barriga llena y el corazón contento llegó la hora de los discursos. Y no se oyó nada. A pesar de que en repetidas ocasiones trataron de echarlo a andar, el sonido local solo produjo sonidos altisonantes y por demás molestos. Jamás, ni siquiera los pobres de Lofton, que tan generosos se portaron, pudieron decir si esta boca es mía.
Tanto trabajo para nada: cualquier empresa con un mínimo de experiencia en relaciones públicas sabe que hay algo que se llama ensayo y que ya existen los equipos de sonido necesarios para dicho tipo de ocasiones, pero con un máximo de confiabilidad. Se quisieron ahorrar dos pesos y todo lo echaron a perder. Y qué pena porque Armando Zúñiga llevaba un buen discurso.
Antes de que se me cayera la cara por la pena ajena, yo mejor me retiré convencido de que, por culpa de la pandemia, estamos ahora llenos de improvisados.