Ir al Museo Franz Mayer es siempre un apasionante viaje de fin de semana. Sobre todo cuando, como ahora, se exhibe ahí una espléndida colección fotográfica como la de Steve McCurry, uno de los fotógrafos estrellas de National Geographics, mundialmente reconocido por haber tomado, en 1985, un close-up de la niña afgana Sharbat Gula que impresiona al espectador por su carga emocional.
En ese entonces la chica andaba por los 13 años y se casó con un panadero, menos de dos años después. Más o menos 20 años después, la revista y el fotógrafo se dieron a la tarea de encontrar a Sharbat para volverla a retratar. Y la encontraron consumida por el sufrimiento y la pobreza. Son estas historias las que me hacen preferir el arte fotográfico.
La exposición de marras, titulada ICONS, consta de 100 obras, todas maestras, sin ningún género de duda, porque reflejan un profundo humanismo en todos sus detalles. (Nótese, por ejemplo, los harapos que la pobre Sharbat viste como refugiada de la guerra afgana). Aparte de las obras, curadas por la italiana Biba Giacchetti, se exhibe también un video en donde el fotógrafo narra algunas experiencias y expone los puntos de vista que le motivan.
La lección que ICONS deja en el espectador es que, ahora, la técnica ha avanzado mucho y cualquiera puede hacer una foto impecable en cuanto a iluminación y nitidez… entonces ¿por qué hay tan pocos buenos fotógrafos? Porque el sentimiento no se da en macetas ni se consigue con la inteligencia artificial. De ahí que te recomendamos encarecidamente, querido lector, visitar esta exposición.