Hace unos meses llegó a mis manos un libro “Con todas sus fallas”, que el publicista Fairfax Cone, entonces director creativo de Foote, Cone & Belding publicara en 1969. En él, el gurú de la profesión de ese entonces, vaticina el declive de la TV como medio en base al exceso de comerciales… medio siglo después la profecía parece cumplirse.
Sobre todo en el caso de Televisa, cuyos canales lucen cada vez mas saturados ante un desplome de tarifas que ha animado a muchas marcas a anunciarse tan solo para comprobar lo que ya todos saben: la televisión ya no vende. Sus spots carecen de fuerza y memorabilidad y son tantos que ya ni quién los recuerde. Porque, además, la propia programación, ante la escasez progresiva de recursos en la empresa, está cada vez peor.
Obvio, la empresa responsable lo niega todo y defiende argumentando que ellos siguen teniendo el mismo rating de siempre. Y así es pero de los aparatos encendidos, que ya son menos del 20%. (En sus años de gloria, la compañía de Chapultepec 18 llegó a tener un 80% de encendidos: su masa ha descendido en un 75%).
Ante esa situación, al planeador de medios inteligente solo le queda, en el renglón de los medios tradicionales, a la radio, cuya audiencia se ha diversificado y repartido, a lo largo del cuadrante, por preferencias. Así, ahora, el 98% de la gente de la CDMX manifiesta escuchar la radio a diario, en una estación favorita, a la que la persona a sabiendas que lo escuche no le va a aburrir.
Cada vez está más cercano el día en que la TV tenga que cambiar o se arriesga a desaparecer porque ya nadie va a querer verla.
Mientras ese día llega, la alternativa, ante las elecciones del 2024, es la radio. Es eso, o la publicidad exterior. Pero de ésta ya nos ocuparemos en una próxima entrega.