Ya pasaron más de 10 años y no pasó nada. Cuando Clemente Cámara fue electo como presidente de la ya vetusta Asociación Nacional de la Publicidad, todos albergamos en nuestros corazoncitos la esperanza de que se dieran los cambios que la época imponía en aquel entonces. Y que nos sigue imponiendo.
Después, conforme al paso del tiempo la inacción se convirtió en el pan de cada día en la ANP, nuestra esperanza se orientó a un pronto relevo que hiciera algo… ¡algo al menos! Pero nada. Finalmente, el destino nos alcanzó y el tiempo legal, los 99 años que la ley ortorgó a la ANP para vivir se terminó en octubre de 2022. Y nada.
Y no porque Clemente Cámara sea mala gente. Simplemente porque no hace nada.
Y conforme a los estatutos de la ANP cualquier socio puede ya convocar a elecciones toda vez que el periodo para el que Clemente fue electo terminó hace, fácil, seis años. Y no hubo reelecciones.
En la práctica y en la realidad nuestra asociación está acéfala. Y ya nada ganamos con ponernos a llorar. En los mismos estatutos antes mencionados se especifica que, ante la no existencia de un presidente, cualquier socio puede incluso realizar un certamen como el Teponaztli: se trata de que haya algo.
A lo que quiero llegar es a poner el servicio de mi pluma para ayudar las personas que les interese trabajar a favor de la publicidad y de los publicistas mexicanos. Porque, insisto: se trata de TRABAJAR.