Investigación de Kantar muestra cómo los latinoamericanos manejan las compras en tiempos de inflación.
A nivel mundial, el año 2023 ha estado marcado por el temor a una fuerte desaceleración económica como resultado de las medidas para reducir la inflación. Esta es una preocupación muy razonable, ya que el escenario actual se destaca por el aumento de los precios de los productos de consumo masivo y la reducción del poder adquisitivo.
América Latina, sin embargo, es resiliente para absorber el impacto inflacionario y mantener el consumo, según Consumer Insights 2023, un estudio producido por Kantar, líder en datos, insights y consultoría.
Con Brasil y México como referencia, la canasta básica en América Latina mostró un crecimiento en valor por encima de la inflación y un desempeño positivo en volumen. Al mismo tiempo, otras regiones del mundo no tuvieron crecimiento en valor, lo que incluso condujo a una caída en el volumen. Esto significa que mientras el consumidor latinoamericano absorbe el impacto de la inflación para seguir comprando, el consumidor global lo reduce.
Al considerar los aumentos de precios de los productos de consumo masivo, el estudio muestra que los consumidores deberían comprar el 75% de la cantidad que compraron hace dos años. Sin embargo, esta tasa es del 99%. La pregunta es, ¿cómo redujeron solo el 1% del nivel de consumo incluso con inflación? La respuesta está en la fragmentación proporcionada por la omnicanalidad; el shopper visita más canales de compra buscando lo más atractivo para su bolsillo.
En esta dinámica, el consumidor latinoamericano optó por realizar compras más pequeñas, más frecuentes y con mayor experimentación. Disminuyendo ligeramente el volumen de cada categoría para mantener el número de categorías compradas, las compras han sido un 12% más bajas y con visitas a un 18% más de canales. Con ello, está adquiriendo dos categorías y seis marcas más que hace dos años.
Además, el gasto de bienes de consumo masivo en América Latina puede considerarse muy básico, a diferencia de otras regiones. Como tal, los consumidores se esfuerzan por mantener los niveles de compra, a diferencia de los países desarrollados, donde los compradores pueden sacar productos no esenciales de su carrito.
Vale la pena señalar que este no es un movimiento reciente. Comenzó a fines de 2021, cuando la inflación se aceleró. Ahora, en 2023, lo que vemos es la repercusión de estos hábitos. Esto significa que, aunque la presión económica siga siendo fuerte, los hogares ya parecen haberse incorporado bien a esta nueva estrategia de mantenimiento del consumo.
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