La animación, que durante décadas e infaustos días estuvo prohibida en anuncios en la vía pública dizque “porque distraía a los transeúntes” finalmente pudo demostrarse, con las estadísticas en la mano, que no era así y ahora, aquí en la CDMX, ya se permite: se trata de una iniciativa que habría de agradecerle a nuestro amigo Inti Muñoz de cuando estuvo en SEDUVI. Y que cabe aprovechar porque pasaron no pocos meses de que se levantó esa veda y no hemos visto en las calles, mayores cosas al respecto.
Y es que ver animación en los anuncios de la calle tiene su chiste: no cualquiera sabe hacerla. Porque no se trata de exhibir ahí un corto de Walt Disney. O a una chica despanpanante haciendo striptease. O a un comercial de tele tal cual. No, de ninguna manera: la animación debe de usarse por solo unos cuantos segundos, tres como máximo, justo en el momento en que el movimiento realce el mensaje y provoque la mayor sorpresa en el espectador, léase memorabilidad. Porque, de lo contrario, sería desperdiciar al recurso. O caer en la mediocridad, que es lo más común.
Nos consta, porque ya lo hemos visto y vivido, que los creativos de agencia sí tienen una idea acertada y por lo mismo saben lo que quieren. Solo que, cuando llegan con el medio, éste no tiene ni idea de cómo debe producirse un mensaje, de 10 segundos, con animación, para una pantalla electrónica, de LED’S, en la vía pública: así, la idea muere en el escritorio porque, del lado de los medios, no hay quién sepa producirla. Bueno, mejor dicho, no había porque ahora, Grupo Expansión ya incluye ese servicio, sin costo extra, en sus pantallas del Metrobus, las Ecobicis y otros muebles urbanos en las calles.
El servicio ya está incluido en la renta, por lo que solo hay que pedirlo… ¡y a ganar memorabilidad, se ha dicho!
Para mayores informes favor de comunicarse con Aarón Yañez ahí mismo.