Durante el periodo que abarcó desde el inicio de las campañas hasta los tres debates presidenciales, la conversación digital en México se ha destacado por su intensidad y amplitud.
En el informe “Rumbo a las elecciones 2024: Análisis de la conversación digital en México”, elaborado por expertos de LLYC, firma global de Corporate Affairs y Marketing, se presenta una radiografía comparativa de la conversación surgida en temas particulares, a través de diferentes canales digitales, así como la manera en que ésta impactó en la percepción de los candidatos entre el electorado utilizando los debates presidenciales como disparadores del diálogo digital.
“Con la llegada de la era digital y, en consecuencia, de las redes sociales, los debates presidenciales se han transformado en eventos mediáticos híbridos. Ahora, además de seguirlos por televisión, la audiencia los comenta simultáneamente en sus redes sociales. La corriente de opinión generada por estas discusiones en el ámbito digital puede influir en las cifras de preferencias a favor o en contra de los candidatos. De este modo, el electorado desempeña un papel cada vez más crucial en la fase previa a la elección”, afirma Mundo Montes de Oca, Director de Asuntos Públicos en LLYC México.
El análisis expone la distribución de las menciones y alusiones a las candidatas y el candidato a la presidencia de México en redes sociales. Se puede observar una distribución equitativa entre Claudia Sheinbaum, candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia, y Xóchitl Gálvez, candidata de Fuerza y Corazón por México, con el 41.4% y 54.6% de la conversación, respectivamente. En cuanto al candidato Jorge Á. Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano, registró un 4% de menciones dentro de la conversación digital.
Los principales temas que han dominado los diálogos en redes sociales y medios digitales son la seguridad (71%), el medio ambiente (26%) y la agenda social (3%).
En el ámbito de la seguridad, los mexicanos han expresado su inquietud frente a la crisis de violencia, especialmente en torno a la candidata Claudia Sheinbaum, quien ha enfrentado críticas por su gestión de la situación. Por su parte, Jorge Á. Máynez, ha generado una perspectiva positiva sobre su abordaje de la violencia de género. En tanto, la candidata Xóchitl Gálvez ha capitalizado la preocupación ciudadana en este tema, proponiendo políticas de “Tolerancia Cero”.
En cuanto al medio ambiente, la conversación ha girado alrededor de la transición energética y la gestión del agua, revelando que las candidatas y el candidato enfrentan desafíos relacionados con la percepción pública de sus propuestas ya que persisten dudas sobre su credibilidad y viabilidad. En este tema, Claudia Sheinbaum destaca por su alineación con las políticas actuales; Jorge Á. Máynez propone sustentabilizar las empresas estatales; y Xóchitl Gálvez busca transparentar la política ambiental.
Finalmente, la agenda social, aunque ha tenido una menor preponderancia en la conversación digital, emerge como un componente crucial en el análisis para destacar la reducción de la jornada laboral y la brecha salarial.
En este tema, la candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia presentó su proyecto República Sana, así como la propuesta de otorgar una pensión universal a mujeres de entre 60 y 64 años que hayan dedicado su vida a labores de cuidados. El candidato de Movimiento Ciudadano ha declarado que su prioridad serían los trabajadores al proponer elevar el salario mínimo a diez mil pesos al mes, con un compromiso transversal de garantizar una economía equitativa entre hombres y mujeres.
Por su parte, la candidata de Fuerza y Corazón por México propone implementar la tarjeta “La Mexicana” como apoyo económico a mujeres en situaciones vulnerables, además de becas universales, pensiones desde los 60 años, y la modificación a la ley de INFONAVIT.
Más allá de la dinámica propia que el mundo digital presenta en términos de conversación positiva y negativa en torno a estos temas, resulta crucial que el sector privado y la industria conozcan la percepción de la ciudadanía para gestionar riesgos, planificar estrategias a largo plazo, mantener relaciones efectivas con el gobierno, proteger y mejorar su reputación, y garantizar que sus iniciativas de responsabilidad social y comunicación estén alineadas con las expectativas de la ciudadanía.