Desde hace unos meses entró al mercado norteamericano una nueva marca de tequila llamado “Cielito Lindo”. Y, yendo de lo creativo a lo obvio, unos publicistas optaron por pagar los derechos de autor por la melodía correspondiente, que al parecer fueron más de 100 mil dólares, (y aquí, en México, nos ponemos a chillar por mil)… ¡pero la campaña ha sido un trancazo!
Y lo es porque, para todos los norteamericanos, el tequila es de México. Y siempre que llegan a un restaurante típico, lo común es que les toquen “Cielito Lindo”. Y la marca se está vendiendo por muchos galones.
Lo cual me lleva a la conclusión de que, gracias a Dios, estamos volviendo a la publicidad que vende para dejar atrás a los nefastos truchos, que tan de moda se pusieron durante un tiempo sin más afán que el obtener premios pero que, en la práctica, no vendieron nada.
Por cierto, la IA no sirve para producir jingles
Aquellos flojos que recurrieron a la Inteligencia Artificial creyendo que ese programa podría hacerles un jingle en un santiamén, ya se dieron un frentazo por una simple y sencilla razón: para funcionar la IA necesita alimentarse de antecedentes previos. Es decir, debe recurrir a elementos ya conocidos por la gente a fin de reordenarlos en una nueva “creación” valga la expresión.
Y toda esa música ya cuenta con registros de autor: por eso, cuando los ingenieros llegan con su “composición de IA” ante el registro de autor este les es negado. Dicho de otra manera, en música de autor la IA no está permitida. Hacemos las debidas aclaraciones.