La empresa de Don Juan Gavito tiene ya más de 60 años en el mercado. Y en todo ese tiempo siempre gozó del respeto y la admiración del gremio publicitario por su honradez y buenas prácticas. Sobre todo porque siempre respetó de forma religiosa las comisiones de las agencias, a los que siempre pagó puntualmente. Así las cosas, un buen día, el hijo de Don Juan se hizo cargo de la empresa CYNESA. Y el junior siguió con las buenas prácticas. Solo que el mercado cambió: las marcas pronto se dieron cuenta de que el mercado estaba (y sigue) en la calle y poco a poco la vía pública se saturó de publicidad, mucha de ella colocada a la torera.
El gobierno se pasó no pocos sexenios amenazando con retirar de las azoteas esas estructuras ilegales, pero no lo hizo porque siempre hubo lana de por medio. Hasta que, en un mal día, llegó la 4T e impuso orden.
Siempre había faltado presupuesto para el retiro de esos anuncios ilegales, pero ahora nuestra presidenta al parecer rompió el cochinito y apartó los recursos suficientes para que la autoridad bajara más de 800 exteriores en poco más de año y medio. 800 estructuras ante las cuales se fue más del 80% de la planta instalada de CYNESA.
Todo hace suponer que, frente a ese caos, el papá del director en funciones decidió regresar para hacerse cargo de la emergencia. Solo que agarró parejo. Y, a estás alturas, un año después, ya cuenta con 60 permisos para otros tantos muros, que el gobierno le otorgó en sustitución de lo bajado… Solo que, de esos 60, solo 16 tienen ya el debido consenso con los dueños de cada inmueble. ¿Qué pasó?
La lógica y lo que es correcto indican que a cada permiso debe corresponder de un muro físico… ¿Pero qué pasa si el dueño no lo quiere rentar? Suele suceder: es más, casi siempre es la norma.
Lo que el Sr. Gavito y sus secuaces hicieron al grito de guerra de “este es aguacate y me lo embarro en mis teleras”, fue hacer un scout y registrar a diestra y siniestra cuantos muros encontraron, pero sin hablar antes con los respectivos dueños.
Y lógico, ya empezaron los problemas: porque a la marca se le está permitiendo, así, un lugar del que no se está completamente seguro. Lo malo es que CYNESA no es la única compañía, de su categoría, en hacer esos chanchullos.
De CPI, de Pedro Félix Medina, ya se recibió una queja similar en esta redacción.
¿Qué se puede hacer?
Si tú, querido lector, eres de los que contrata publicidad exterior para sus clientes, vale tomar precauciones: pídele al medio que te exhiba ambos contratos. Muchos buenos clientes se han perdido ante esa falta de precaución.