Durante la década de los sesenta del siglo pasado existió un antropólogo norteamericano, de nombre Oscar Lewis, quien hablaba perfecto español y que en un día decidió venir a México para hacer aquí su tesis doctoral bajo el título “La Antropología de la Pobreza”. Para ello alquiló un cuarto, en una vecindad de Tepito o la Colonia Guerrero y se cambió a vivir ahí.
Pronto, se ganó la simpatía y la confianza de sus vecinos, quienes lo veían como a un bicho raro y los convenció de que le narraran su vida, grabándolas en una grabadora Nagra de carretes, (eran otros tiempos). Y fue una familia completa, los Sánchez, quien mejor lo hizo. Así nació y se publicó Los Hijos de Sánchez que cuando apareció fue un gran éxito porque despertó una gran polémica. Para empezar porque todo el mundo, no solo México, se hizo una pregunta clave: ¿será posible que exista tanta pobreza en esta vida? Y, pues sí: después de miles de gritos, sombrerazos, demandas, insultos y demás la conclusión universal fue una: en efecto, SÍ existe gente jodida, pero no nomás en México, sino en todas partes.
Entonces, no es justo que alguien se enfoque solo en lo negativo de México, pudiendo mostrar también lo agradable. Irse solo a lo malo es ser amarillista. (En mi pueblo les decimos hijos de la fregada). Tal y como se lo merecen los de We Believers, una agencia de publicidad, con sede en Brooklyn, Nueva York, EU, quien ganó un gran premio en Los Leones de Cannes 2022 con un trabajo que es una mentada de madre para este país… ¿cómo fue que el Círculo de Oro le dio permiso de participar en su certamen 2023?
En su razonamiento, We Believers, que ni siquiera tiene oficinas en México, dice que ya basta de sacar en los comerciales a puros modelos caritas, que la gente normal no es así. Entonces ellos se fueron sobre puros jodidos y salario mínimo, para retratar a una multitud comiendo hamburguesas de Burger King. No retrataron ni siquiera a una persona de clase media: no es gente humilde, son menesterosos que, como tales aparecen frente a la cámara. Y luego, dentro de su misma argumentación, falsa desde luego, We Believers dice que con esas fotos hizo una campaña en la vía pública y que hasta montó una exposición. Lo cual es una absoluta y completa mentira.
La campaña es cuestión, titulada “México No Artificial”, nunca se exhibió. Y a las pruebas nos remetimos: que empiecen por mostrarnos las pautas y las facturas que Burger King pagó por esa muestra. No existen porque no hubo tal. El “testigo” que nos presentaron en el Círculo para justificar sus mentiras, es un fotomontaje.
Nos tardamos en denunciarlo porque hicimos ya todas la investigaciones necesarias y ahora podemos decirlo con los pelos de la mula en la mano: la campaña de Burger King “México No Artificial” nunca estuvo al aire. Es, mas que una mentira, una infamia que se ceba en el dolor de la pobreza.
Y como tal, pedimos al Círculo Creativo de México que le retire el premio que ganaron. Y lo mismo estamos haciendo con Los Leones de Cannes a través de los cauces debidos. Ya basta de que esos certámenes continúen aceptando truchos que para lo único que sirven es para satisfacer egos creativos durante unos breves segundos. Y que no nos venga a decir la gente de We Believers que ellos son por entero inocentes: el día de la entrega de los mencionados premios se nos anduvieron escondiendo y se escabulleron sin que pudiéramos hablar con ellos: saben que son culpables y por eso se ocultan.
Por eso, de entrada, pedimos a los ejecutivos de Grupo Modelo que dejen de pagar con trabajo a indeseables como We Believers quienes, sin ningún escrúpulo, medran con la pobreza de nuestra gente.