La conexión emocional se ha convertido en el corazón de las estrategias de branding en el mundo actual. Sin ella, las empresas corren el riesgo de ser percibidas como meras etiquetas, carentes de significado. Las marcas exitosas no solo ofrecen productos; brindan sentimientos, recuerdos y deseos. Este aspecto esencial las distingue y las convierte en parte de la vida del consumidor.
“Para desarrollar una estrategia de branding creativo que genere una conexión emocional efectiva, se deben considerar elementos clave como la autenticidad, la vulnerabilidad y una narrativa poderosa. “La gente no busca marcas perfectas, sino humanas, con las que puedan identificarse. Una estrategia debe ser honesta y encontrar esos momentos de dolor o alegría que todos experimentamos”, sostiene Beto Noriega, CCO de Publicis Perú.
Asimismo, identificar las emociones que se quieren evocar en la audiencia es fundamental. “No se trata solo de lo que una marca quiere decir, sino de lo que el público necesita escuchar”, señala Noriega. Este proceso implica hacer preguntas difíciles y encontrar soluciones que resuenen con las experiencias cotidianas de las personas. Así, se construye a partir de las emociones ya presentes en la vida del consumidor.
“En ese sentido, la narrativa de marca juega un papel crucial en este contexto. Las historias son el vehículo que permite conectar de manera profunda, y las marcas que no tienen una narrativa sólida están destinadas a desaparecer. “Sin un propósito, ¿por qué debería importarle a alguien?”, agrega Noriega.
Publicis Perú ha demostrado esta conexión emocional en campañas recientes, como la desarrollada para Cerveza Cusqueña en el Día de la Madre, donde se contó la conmovedora historia de superación de la cantante Eva Ayllón. La campaña, que adaptó la conocida canción “Le dije a Papá” a “Le Dije a Mamá”, es un claro ejemplo de cómo una narrativa bien construida puede resonar emocionalmente con el público.
Para lograr una conexión auténtica, es crucial entender el contexto cultural y de mercado. “La emoción es universal, pero los matices son locales”, subraya Noriega. Las plataformas digitales actúan como el puente que lleva estos mensajes en el momento preciso, aunque el mensaje debe ser emocionalmente poderoso para que realmente impacte.
Finalmente, medir el impacto emocional no solo se reduce a cifras de interacciones o menciones. La verdadera prueba es observar cómo la audiencia habla de la marca en conversaciones no visibles. “El mayor desafío es el miedo a ser vulnerable. Las marcas que intentan ser perfectas pierden autenticidad”, concluye Noriega.