Cuando muere un gran amigo todo mundo se entera de inmediato. Así sucedió el 31/07/24, con el fallecimiento de Edilberto Huesca Perrotín, presidente y director general de Grupo Radio Mil. El “Güero” Huesca, como le decíamos sus amigos, tuvo una vida profesional de 63 años y murió a los 88. A lo largo de todo ese tiempo Don Edilberto hizo infinidad de cosas de las que se pueden contar mil anécdotas de las que a continuación narraré: solo algunas.
En una ocasión, buscando elevar el rating de una de sus estaciones, realizó una promoción consistente en regalar tres (3) litros de leche a sus radioescuchas: fue todo un éxito por la originalidad y utilidad de un premio que el Sr. Huesca consiguió en intercambio, (obvio).
Para muchos la radio AM es un negocio muerto, más no así para el NRM Comunicaciones cuyas estaciones en esa frecuencia se siguen escuchando mucho: en una de ellas lleva años y felices días el programa de “La Hora de Pedro Infante” del que Edilberto Huesca fue un ferviente convencido. A iniciativas de la estación se llevó a cabo una colecta de llaves desechadas que luego se fundieron para producir una estatua de Pedro Infante que ahora luce en una glorieta de un municipio mexiquense. Y obvio: si la audiencia ya era mucha después creció aun más.
Pero sin duda uno de los aspectos más sobresalientes en la biografía de nuestro personaje fue su afición por coleccionar radios antiguos de madera que el Sr. Huesca mandaba a restaurar hasta dejarlos flamantes: de esas antigüedades Don Edilberto llegó a tener más de mil modelos distintos, en exhibición en sus oficinas y en su residencia.
¿Qué va a ser de tan valiosa colección? Me queda claro que ahora debe ser propiedad de sus herederos a quienes me atrevo a proponer que la donen a un museo: sería un justo homenaje a ese gran hombre que fue Don Edilberto Huesca Perrotín. Si el recinto fuera problema, ya entrados en sugerencias, yo propongo dos lugares: la Fonoteca Nacional, (en Coyoacán) o El Museo de la Radio, en Tlaxcala.
Digo, el que no habla no se le oye.