Con su apoyo a la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos, Grupo Grisi se anota otro jonrón.

Nunca, como ahora, habían sido las mascotas tan populares. De eso se dio cuenta, hace algunos años, Grisi Hermanos, cuyo jabón El Perro Agradecido ha crecido tanto decido en el mercado, que incluso se convirtió ya en una línea de múltiples categorías, a cual más de best-seller. Y es que, de acuerdo a la moderna ciencia mercadotécnica, la mejor causa social para cualquier empresa es aquella cuyos propósitos son también acordes a la naturaleza de la marca. De tal forma, Grisi está ahora apoyando a la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos, I.A.P. la primera en su tipo en América Latina, la única en México, fundada en 1988 por la maestra Silvia Lozada Badillo.

Ella se quedó ciega desde niña y, cuando de joven, quiso adoptar a un perro guía, se encontró con que un animal así, en ese entonces, solo lo había en Estados Unidos. Fue entonces que la maestra se propuso crear aquí una escuela y en 1997 lo logró al inaugurar el plantel antes mencionado, en el Delegación Coyoacán de la CDMX. Y es la señora Lozada quien nos platicó: “aquí trabajamos con perros de la raza Labrador y Golden Retriever por ser los que tienen mejor carácter para ser guías.

A todos nuestros aspirantes se les aplican diversas pruebas para decidir si el candidato tiene vocación o no. A los aprobados se les da primero un curso de socialización y después una capacitación ya propiamente enfocada en la labor de guía.

Más o menos en un año y medio se gradúan y se entregan a su usuario, a quien también se le capacita durante un mes en el cual el prospecto de dueño se queda a vivir en la escuela para que aprenda a actual de forma interactiva con el can que se le entrega. A esa unidad de trabajo, de persona y perro, le llamamos binomio, que es la unión formada por la persona con discapacidad visual y su perro guía.

Cabe puntualizar que todos nuestros perros se entregan en comodato durante ocho años a lo largo de los cuales nuestra escuela siempre está al pendiente de cada animal hasta que se le jubila. Ningún perro se vende: si lo hiciéramos cada uno tendría un costo mínimo de 500 mil pesos, por lo que preferimos darlo en comodato y así ayudar a la sociedad”, concluyó Doña Silvia Lozada.