Para que un tema musical (léase jingle) sea pegajosa y memorable, la letra de la canción debe de haber sido escrita por un experto en la materia: debe tener prosodia, métrica, entre otras características. Así escribían los primeros jingles los maestros Mayo Moller y Bertha Maldonado “Chaneca”. Por eso todo el mundo recuerda aún esas canciones, que incluso merecieron la gloria de aparecer en El Cancionero Picot… ¡qué honor!
Nada de eso sucede ahora con infinidad de jingles, son comerciales de los que nadie se acuerda porque no se entienden: de nada les sirve apalear a la otrora memorabilidad de algún otro tema musical famoso, como es el caso, ahora de “La Boa” de la Sonora Santanera que los creativos de Vector han destruido en un instante de realizar su campaña para Bimbo de Haz Sándwich: qué triste final para la que fue, tal vez, la mejor y más vendedora idea para su pan de caja.
De seguro alguien me va a venir a decir que la producción es buena, con tomas de gran apetitosidad y muy de la vida real… ¡pero a la letra de la canción no se le entienden nada! Carece por entero de argumentación de ventas y al final el público no asimila nada.
Sr. Servitje… ¿cómo permite usted esas cosas?