Hasta ahora, nos hemos pasado la vida oyendo campañas malintencionadas que pretenden hacernos desistir del consumo de la leche haciéndonos creer que la leche de vaca hace daño por la lactosa que contiene. La aviesa intención de esos felones es conquistar al menos algunos puntos del mercado multimillonario que representa el consumo diario de leche.
¿Ubican ustedes a las “leches” de soya, almendras, arroz y muchas otras? Pues son ellos, inventando mentiras para desquitar así un sueldo malhabido. Así que, ahora que Lala dio a conocer su campaña “Leche Fresca Lala, el verdadero sabor de la leche” para la que va a invertir 70 millones en lo que resta de este 2025, la verdad me siento muy contento. Porque, además, a través de la Fundación Lala se van a repartir 440 mil vasos de leche al día entre la gente de escasos recursos. Más otros 16 mil de manera específica entre los niños pobres, también al día.
Específicamente en mi núcleo familiar, de mis padres para atrás, todos hemos sido siempre consuetudinarios bebedores de leche y nunca hemos tenido ningún problema. Al contrario.
Tenemos que convencer a nuestros compatriotas de lo saludable que es la leche diaria… ¡pero la leche de a deveras! Porque nuestro promedio anual de consumo, como país, es de tan solo 30.5 litros en contra de los 200 litros de refrescos que nos bebemos, también cada 365 días.
Esperemos que las demás marcas de leche de vaca se sumen a esta tan altruista campaña.